jueves, 15 de septiembre de 2011

Últimos vestigios de las Torres Gemelas

“24 mil metros cuadrados, suficientemente grande para que entre un jumbo 747, con la cola y todo, y eso estaba lleno de objetos de todo tipo: trozos de estructura arquitectónica, vagones de tren, vehículos, objetos personales, ropa, contenidos de las tiendas que había debajo de las torres…”
Francesc Torres, fotógrafo.

La obra de Calder antes de que fuera hecha añicos por el derrumbe de las Torres Gemelas. Foto: artobserved

El escultor norteamericano ya fallecido Alexander Calder jamás imaginó que 40 años después de que su obra “WTC Stabile” -más conocida como “Bent Propeller”- de que su obra se erigiera ante el World Trade Center de Nueva York, uno de los cinco pedazos que sobrevivió al ataque presida la exposición fotográfica “Memòria fragmentada. 11-S NY. Artefactes a l’Hangar 17”, que trata sobre los vestigios del 11-S.

Aquel día, muchas víctimas simplemente desaparecieron, recuerda Francesc Torres, autor de la muestra, que se exhibe en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) hasta el próximo 3 de noviembre. “Los objetos no pueden actuar como sustitutos de estas víctimas que no están, es imposible, no pueden actuar como sustitutos, pero adquieren una calidad especial por el hecho de que es lo único que queda tangible”, reflexiona el fotógrafo en una entrevista sobre la exposición.







La instalación reúne 176 instantáneas que el artista tomó de los restos de la hecatombe. Muchos despojos del 11-S han sido ya difundidos por televisión, internet o prensa. La peculiaridad de los vestigios que ahora se exponen en imágenes en la ciudad condal reside en que fueron seleccionados por la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey –propietarias de las Torres gemelas- para documentar la historia del 11S.

En total, 1500 objetos fueron recuperados. Y todos se depositaron en el Hangar 17 del aeropuerto de Nueva York JFK, a modo de almacén temporal. Ante la provisionalidad que suponía el Hangar 17, Francesc Torres obtuvo los permisos para fotografiar los objetos in situ, y elaborar un proyecto con el que pretende “enseñar el sedimento aún sin el filtrado del museo ni el filtro de la narración histórica”. “El mejor museo que podrá tener el 11-S. No habrá museo convencional que pueda competir con una cosa así [con el Hangar 17]”, justifica en la entrevista. De hecho, hoy día, muchos de los restos ya se han dispersado. La mayoría acabarán en el Museo del 11-S, pero uno de ellos -el amasijo retorcido de Alexander Calder- descansa por unos días en el CCCB.


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