Los estertores de la democracia

Cuando hablamos de democracia pensamos en un sistema en el que el poder reside en el soberano -el pueblo-, que escoge a los representantes por sufragio universal. La definimos, también, por la división e independencia de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo. Esto es lo mínimo, pero, como casi todo en la vida, la forma de gobierno no bascula de la democracia a la dictadura de forma maniquea, sin tonos ni grados de por medio. Puede haber y hay democracias más o menos profundas, con mayor o menor implicación y participación de agentes sociales y del pueblo en decisiones trascendentales para un país: referéndums, asambleas, manifestaciones, propuestas de ley...

Hoy día, sin remontarnos a épocas pretéritas, a nadie se le escapa el peso enorme que el poder económico ejerce sobre el político, hasta el punto de que cuando el neoliberalismo teorizaba sobre la mínima intromisión del estado en los asuntos económicos, con el advenimiento de la crisis han buscado los fondos públicos para solventar sus desmanes. O fijémonos también en los todopoderosos lobbies que se mueven y presionan a sus anchas en las esferas políticas de los parlamentos de muchas democracias del orbe. ¿En qué grado de democracia vivimos en la actualidad?

Primer ministro de Grecia, Andonis Samaràs.

Grecia, cuna y tumba de la democracia

En Grecia nació hace XXV siglos la democracia y en Grecia fenecerá. Parece una sentencia un tanto lapidaria, pero si observamos con lupa lo que ha ocurrido esta semana en Grecia, puede que consideremos que la idea no es tan descabellada. (Hay que recordar, por un lado, que la democracia de Pericles en nada o poco se parece a la actual, y, por otro, que el mismísimo Platón la denigraba porque consideraba que la dirección de las polis debería recaer en manos de profesionales de la política, es decir, en filósofos. El más ínclito de los pensadores atenienses y casi padre de Occidente la denominaba el sistema político de una persona, de Pericles).

Discurso fúnebre de Pericles, según el historiador Tucídides: Nuestra política no copia las leyes de los países vecinos, sino que somos la imagen que otros imitan. Se llama democracia, porque no solo unos pocos sino unos muchos pueden gobernar. Si observamos las leyes, aportan justicia por igual a todos en sus disputas privadas; por el nivel social, el avance en la vida pública depende de la reputación y la capacidad, no estando permitido que las consideraciones de clase interfieran con el mérito. Tampoco la pobreza interfiere, puesto que si un hombre puede servir al estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición. 

Monumento a Pericles, dirigente ateniense del siglo V a.C. y acérrimo defensor de la democracia. (Foto: wikimedia)

Pero me desvío. ¿Qué se aprecia con la lupa? A principios de semana, la cúpula del sindicato griego de profesores de secundaria, OLME, llamaba a la huelga para este viernes 17 de mayo. Según los reglamentos del sindicato, la llamada no tiene efecto de convocatoria hasta que las bases la secundan. Pero incluso ya antes, el gobierno conservador de Andonis Samaràs emitió un decreto de movilización forzosa del profesorado por el que cualquier docente que hiciera huelga –aún no estaba siquiera convocada de forma oficial- podría dar con sus huesos en la cárcel o perder su empleo. Como lo leen.

Ante semejante envite –que el gobierno usa por tercera vez este año, antes con los trabajadores del metro y los marineros- OLME esperaba que las bases esquivaran la división que buscaba la medida gubernamental y apoyaran la huelga; sin embargo, este jueves ha anunciado que la desconvoca. La amenaza a los profesores ha propiciado la solidaridad de los sindicatos mayoritarios del sector público y privado (Adedy y Gsee, respectivamente), y, aun no habiendo huelga de docentes, han decidido detener este jueves la actividad durante tres horas. Los controladores aéreos también se han sumado.

Los profesores se quejaban –y se quejan- del decreto presidencial que permite el traslado forzoso de docentes y aumenta las horas lectivas, que evitaría contratar a unos 10.000 profesores interinos, según OLME. En una reunión con el ejecutivo, el sindicato espera, por lo menos, que se replantee el traslado, pero no cuentan con que se retire la movilización forzosa.

No sé a ustedes, pero, a mí, una amenaza de tal calibre por parte del gobierno griego -¿o de la troika, deberíamos decir?- asesta un duro golpe a la democracia y al derecho de manifestación y huelga de la ciudadanía como medio de protesta a las medidas de un gobierno. En este sentido, se ha pronunciado Amnistía Internacional. Y a ustedes, ¿qué les parece la iniciativa del gobierno de amenazar con la cárcel? Más lejos aún, ¿creen que puede llegar a darse un caso similar en España? De momento, ya ha habido mucho revuelo con los escraches.

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